Antes de comenzar a transitar por las históricas vías del Camino de Santiago debemos tener en cuenta una serie de consideraciones. Tanto si nos proponemos el Camino como un viaje cultural, una peregrinación espiritual o una forma diferente y relajada de visitar lugares que de otra manera nunca conoceríamos, debemos plantearnos en que época nos conviene más viajar. Por lo general se tienen los meses de estaciones en transición los más recomendables, esto es Primavera y Otoño. Las temperaturas son en estos períodos más suaves y las precipitaciones, por lo general, no muy abundantes. Aún así el especial clima de las Rias Baixas gallegas hacen que cualquier mes, incluso los del invierno, sean interesantes para intentar lograr nuestra meta.

Antes de salir, y con varias semanas de antelación, debemos empezar a hacer caminatas frecuentes, aumentando la intensidad de acuerdo a nuestras capacidades. Es importante escoger un buen calzado, teniendo en cuenta que no debe ser el mismo el utilizado en épocas frías y húmedas que el destinado a meses calurosos. Cualquiera que sea el escogido, dentro de la gama de los más idóneos, debe estar ya usado cuando comencemos la Ruta Jacobea, evitando así sorpresas durante la etapa.

Otro de los aspectos a considerar es el equipaje. Tenemos que pensar que cada día dedicaremos muchas horas a caminar por terrenos de diferente dificultad acentuada por el clima que nos coincida en cada momento. Es por ello que una mochila ligera siempre será mejor compañera de viaje que un equipaje pesado y, muchas veces, innecesario. Estudiar muy bien antes de salir cuales prendas son realmente útiles será un proceso que agradeceremos, y mucho, durante el viaje.

Lo dicho, hacerse una idea tanto mental como física de lo que luego será el Camino es la mejor recomendación antes de emprender el viaje. Consulta a expertos en la materia, así como las recomendaciones de los médicos y especialistas en artículos deportivos destinados a caminar. A caminar y mucho!

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